Pies
Empieza el verano.
Estamos ya a las puertas de Junio y nuestros armarios han cambiado. Han salido los cuellos altors y las lanas para dejar paso a los tirantes y las faldas.
Pero también han llegado las sandalias, y eso es, sin duda, uno de los tragos más amargos que pasa mi cuerpo, y más concretamente mis pies, cada vez que llega el sol.
Con lo agusto que se está cuando no llevamos chaquetas ni calcetines.
Pero es que, para mi, la primera semana en la que llevo sandalias es un suplicio. Se me irrita la planta de los pies, me salen "bambollas" y llagas, se me inchan los dedos....uf!Es todo entretenimiento y diversión. Mis pies cambian de forma y de color constantemente.
Lo peor del caso es que, si renuncias a ese sufrimiento durante "la primera semana de cambio de vestuario", no llevarás sandalias en todo lo que quede de verano, ya que cada vez que las lleves volverán los síntomas que he descrito antes...(no los recordaré).
¿Qué podemos hacer?
Hay algunos truquitos.Aguantarse un poco, constantes friegas con alcohol de romero y, al final, ¡he conseguido vencer a mis pies!. Ando con sandalias sin sufrir dolor alguno, más fresca que una lechuga.
Ehhh... este post me suena, jiji. A mi me pasaba lo mismo, siempre, la primera semana de llevar sandalias (o chancletas que es como las llamo yop) se me hacían heridas entre el dedo gordito y el siguiente (no sé si los del pie tb tienen nombres)... El caso, que este año.... TACHÁN! he tenido una suerte cojonuda y no me ha salido ninguna herida (HURRA!), jajaja